domingo, marzo 24, 2013

Un prologo para cambiar tu forma de ver el universo. Arthur C Clarke


No sé que año pero habré tenido 12 o 13 años...imposible recordar. Pero fue cuando comencé a leer la novela de Arthur C. Clarke "2001 una Odisea Espacial". Había visto la película de Stanley Kubrick (cuyo guion lo escribió Clarke en paralelo al libro) y la verdad que el lenguaje audiovisual fue demasiado para mi y no pude entender el trasfondo que hacia de esta película algo mucho mas que un "cuento" de ciencia ficción. El libro por supuesto es maravillosamente claro y fascinante...pero lejos lo que mas me gusto es el simple prologo de 1 pagina de Clarke...esa simple pagina fue la que comenzó con mi búsqueda personal sobre la imposibilidad de estar solos en este universo. Es increíble como 1 sola hoja escrita con profundidad, claridad, verdad y poesía puede activar y guiar una vida completa...
Si. Es sábado por la noche y seria bueno que tomaran 2 minutos de su vida y leyeran también este magnifico prologo...puede que no le importe nada. Pero quizás si a alguien le importe tanto como a mí.

Con ustedes...el señor Arthur C. Clarke.

"Tras cada hombre viviente se encuentran treinta fantasmas, pues tal es la proporción numérica con que los muertos superan a los vivos. Desde el alba de los tiempos, aproximadamente cien mil millones de seres humanos han transitado por el planeta Tierra. Y es en verdad un número interesante, pues por curiosa coincidencia hay aproximadamente cien mil millones de estrellas en nuestro universo local, la Vía Láctea. Así, por cada hombre que jamás ha vivido, luce una estrella en ese Universo.
Pero, cada una de esas estrellas es un sol, a menudo mucho más brillante y magnífico que la pequeña y cercana a la que denominamos el Sol. Y muchos, quizá la mayoría de esos soles lejanos, tienen planetas circundándolos. Así, casi con seguridad hay suelo suficiente en el firmamento para ofrecer a cada miembro de las especies humanas, desde el primer hombre-mono, su propio mundo particular: cielo… o infierno.
No tenemos medio alguno de conjeturar cuántos de esos cielos e infiernos se encuentran habitados, y con qué clase de criaturas: el más cercano de ellos está millones de veces más lejos que Marte o Venus, esas metas remotas aún para la próxima generación. Mas las barreras de la distancia se están desmoronando, y el día llegará en que daremos con nuestros iguales, o nuestros superiores, entre las estrellas.
Los hombres han sido lentos en encararse con esta perspectiva; algunos esperan aún que nunca se convertirá en realidad. No obstante, aumenta el número de los que preguntan: ¿Por qué no han acontecido ya tales encuentros, puesto que nosotros mismos estamos a punto de aventurarnos en el espacio? ¿Por qué no, en efecto? Sólo hay una posible respuesta a esta muy razonable pregunta. Más recordad, por favor, que ésta es sólo una obra de ficción.
La verdad, como siempre, será mucho más extraordinaria."

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